martes, mayo 02, 2006

Al sur del río grande

Recién he vuelto de una pasantía en Nacional Financiera de México, en la que se abordaron los temas de capital de riesgo y emprendedores, dos temas que siempre deberían caminar juntos. A las distintas jornadas asistieron profesionales de nueve países latinoamericanos, lo que me permitió formarme una clara impresión del estado del arte sobre estos temas en la región. Con la excepción de Brasil y México, el resto de los países presentan pocos o nulos avances y no me quedaron dudas de que Chile tiene hoy una apreciable y circunstancial ventaja. Sin embargo en los números, Brasil y México nos superan por el tema de tamaño de mercado. El caso de México es singular, casi todos sus fondos son estructurados en Canadá, porque no cuentan aún con un marco legal que les permita eficazmente desarrollarlos en su país, pese a que una nueva ley del mercado de valores, les permitiría en un breve plazo, establecer mejoras en los gobiernos corporativos, derechos de minorías, convenios entre accionistas y derechos de salida. Así y con todas sus limitaciones, han logrado capturar un significativo número de inversionistas extranjeros y buenos administradores, en su mayoría extranjeros, para invertir principalmente en proyectos desarrollados por emprendedores mexicanos. Quizás dado el gran tamaño de mercado, la tendencia de sus fondos es la especialización en nichos de actividad, destacando un par de fondos dedicados a temas energéticos, otro especializado en empresas productoras de partes y piezas automotrices, algunos para ámbitos regionales y otros para empresas start up.
En este contexto y en todas las sesiones de trabajo, se destacó la importancia del desarrollo de la industria del capital de riesgo, como forma de crear dinero inteligente para estimular el crecimiento económico de los países, dado que se ha comprobado empíricamente la relación entre el desarrollo de esta industria y el incremento de ventas, creación de empleos, innovación tecnológica y productividad, en las empresas receptoras de sus inversiones.
Asimismo se reiteró que aún los países más avanzados en esta industria siguen realizando modificaciones estructurales que aceleren su desarrollo, es el caso de:
a) Estados Unidos: Impulsando legislación en torno a: i) incentivos fiscales; ii) fondeo de programas de educación e investigación; iii) flexibilización laboral; iv) apertura comercial.
b) Europa: Esfuerzo concertado en alrededor de 9 iniciativas concretas para: i) apoyar emprendedores; ii) impulsar investigación, desarrollo e innovación; iii) facilitar procesos de procuración e inversión de fondos.
c) Irlanda: El “Irish Nacional Pensions Reserve Fund” invertirá 3 billones de Euros en los siguientes 4 años en fondos de capital privado, equivalente al 8% de sus activos.
d) Israel: La “Law for the Encouragement of Capital Investment” ha resultado ser un éxito. Promueve subsidios y exención de impuestos sobre ganancias de capital. A inversionistas extranjeros les ofrece deducción de impuesto hasta períodos de 10 a 15 años.
En consecuencia, al sur del río grande y en los países más avanzados se sigue ahondando en el tema, ya sea minimizando sus debilidades o potenciando sus fortalezas. ¿Y que estamos haciendo en Chile? La respuesta es sencilla, salvo las iniciativas de CORFO, el gran proyecto impulsor del despegue de la industria de capital de riesgo duerme junto a MK2 en el Congreso, ojala la nueva horneada de congresales logre despertarlos.