jueves, enero 25, 2007

La piedra en el zapato

Hace unos días, el 20 de enero, apareció publicado en la prensa un interesante artículo del economista Patricio Arrau, titulado “Nuevo Impulso al Capital de Riesgo” (recomiendo leerlo pinchando aquí). Sin lugar a dudas, constituye una objetiva reseña histórica sobre el desarrollo local de esta industria, sin embargo me permitiré centrarme en su último inciso: “Esperamos en un quinquenio poder escribir que en Chile se ha consolidado está importante industria que crea riqueza y le da la oportunidad de hacerlo a jóvenes emprendedores de primera generación”. Esta frase con que Patricio cierra su artículo, nos plantea que existirían las bases para una esperanzadora madurez de la industria abriéndola a emprendedores de primera generación (nuevos). Cuanto nos gustaría que en los próximos cinco años se cumplieran tales objetivos, sin embargo creo que seguiremos estando muy por debajo de cumplir esas metas, sino cambia la actitud conservadora de los inversionistas de los fondos y lo que es más importante, cambian los criterios de selección de inversiones por parte de los administradores. De no existir cambios, difícilmente los fondos apoyarán con capital las iniciativas de nuevos emprendedores, hasta ahora no lo han hecho, en mi opinión por razones bastante simples de explicar: a) los inversionistas que son conservadores, seleccionan a sus administradores de fondos entre aquellos que les den confianza, es decir, apliquen sus mismos criterios de selección de inversiones; y b) los administradores empapados de conservadurismo, prefieren no arriesgar la probabilidad de obtener una comisión de éxito e invierten en empresas de bajo riesgo, es decir, maduras, controlados por experimentados emprendedores y en actividades con baja innovación. Así esta industria no despegará nunca, seguiremos observando bajas rentabilidades, pero seguras y los buenos deseos de Patricio no serán más que eso. ¿Qué se necesita entonces? Básicamente un cambio de “chips” de los administradores, que son quienes diseñan los fondos que posteriormente presentan a los inversionistas; en esos diseños (Reglamentos Internos) deben establecerse políticas de inversión que privilegien invertir en iniciativas innovadoras que enfrenten grandes mercados, controladas por nuevos emprendedores. Esto no es fácil, se deben establecer nuevas pautas de evaluación de riesgo más basadas en el manejo de portafolios que en cada proyecto individual y una participación activa de los administradores en el control de cada inversión (mucho más que la simple asistencia a las sesiones de Directorio). Esas son las verdaderas apuestas de riesgo que debe realizar el Capital de Riesgo, así se hace en los mercados desarrollados y allí se encuentra la fuente de potenciales grandes rentabilidades y por cierto, altos riesgos. Sólo así sacaremos la piedra en el zapato que impide caminar a nuestra querida industria de Capital de Riesgo.